Autoconfianza, dinamismo, trabajo e ilusión en la idea proyectada son esenciales para que la idea de negocio tenga éxito. Pero siempre hay que tener en cuenta que pueden aparecer situaciones no deseadas, derivadas de la puesta en marcha de una empresa, que si no se dominan pueden abocar cualquier proyecto al fracaso.
Antes de iniciar su proyecto, el emprendedor debe preguntarse si su idea de negocio es novedosa o crea un valor añadido con respecto a los productos o servicios similares ya existentes; también debe cuestionarse si la idea es susceptible de ser bien acogida por el mercado.
Por eso es preciso que la gente joven, que tiene menos experiencia, conozca una serie de pautas para evitar caer en los errores más usuales, y consiga mantener la empresa. En este sentido, la formación es esencial para evitar esos riesgos.
Los nuevos emprendedores no son como los del siglo pasado, que creaban empresas sin apenas estudios. Formados en diversos campos, cuentan además con una gran variedad de fuentes de información, hoy al alcance de su mano gracias a Internet.
La información es muy importante para poder gestionar de una forma óptima la empresa, ya que ayuda a predecir las circunstancias del mañana para poder tomar decisiones. Esa información, unida a simples soluciones informáticas (hojas de cálculo) y al sentido común, es lo que hace que los emprendedores se puedan adelantar el futuro y adopten las decisiones más adecuadas gracias a sencillos análisis de mercado.
También es recomendable tener experiencia trabajando por cuenta ajena para conocer la dinámica empresarial por dentro, y dejarse aconsejar con personas ya duchas en la administración de empresas.
En el futuro, el emprendedor podrá trabajar por su cuenta, pero la tendencia indica que cada vez más las empresas necesitarán emprendedores que les proporcionen ideas nuevas y creatividad. Y esta relación entre empresas y emprendedores se establecerá, no sólo por medio de asociaciones empresariales sino también mediante relaciones contractuales, que den al emprendedor la libertad suficiente para realizar sus proyectos.
Asimismo, el emprendedor tiene que ser consciente de que el salto tecnológico supondrá algunos cambios. De su capacidad para manejar con eficacia los avances tecnológicos dependerá un aumento en la producción, la consecución de la calidad en los procesos y la mejora las relaciones con los clientes externos e internos.
Antes de iniciar su proyecto, el emprendedor debe preguntarse si su idea de negocio es novedosa o crea un valor añadido con respecto a los productos o servicios similares ya existentes; también debe cuestionarse si la idea es susceptible de ser bien acogida por el mercado.
Por eso es preciso que la gente joven, que tiene menos experiencia, conozca una serie de pautas para evitar caer en los errores más usuales, y consiga mantener la empresa. En este sentido, la formación es esencial para evitar esos riesgos.
Los nuevos emprendedores no son como los del siglo pasado, que creaban empresas sin apenas estudios. Formados en diversos campos, cuentan además con una gran variedad de fuentes de información, hoy al alcance de su mano gracias a Internet.
La información es muy importante para poder gestionar de una forma óptima la empresa, ya que ayuda a predecir las circunstancias del mañana para poder tomar decisiones. Esa información, unida a simples soluciones informáticas (hojas de cálculo) y al sentido común, es lo que hace que los emprendedores se puedan adelantar el futuro y adopten las decisiones más adecuadas gracias a sencillos análisis de mercado.
También es recomendable tener experiencia trabajando por cuenta ajena para conocer la dinámica empresarial por dentro, y dejarse aconsejar con personas ya duchas en la administración de empresas.
En el futuro, el emprendedor podrá trabajar por su cuenta, pero la tendencia indica que cada vez más las empresas necesitarán emprendedores que les proporcionen ideas nuevas y creatividad. Y esta relación entre empresas y emprendedores se establecerá, no sólo por medio de asociaciones empresariales sino también mediante relaciones contractuales, que den al emprendedor la libertad suficiente para realizar sus proyectos.
Asimismo, el emprendedor tiene que ser consciente de que el salto tecnológico supondrá algunos cambios. De su capacidad para manejar con eficacia los avances tecnológicos dependerá un aumento en la producción, la consecución de la calidad en los procesos y la mejora las relaciones con los clientes externos e internos.
1 comentario:
Para evitar elk fracaso:
* concientizar al otro de su dignidad
* profundizaren la autoestima y aceptación de sí mismo.
Un cordial saludo.
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