En la Era del Conocimiento, llamado por Toffler la Tercer Ola, el Capital Intelectual toma una importancia creciente sea cual sea el tipo de actividades, pues todas ellas están sujetas a los avances de la ciencia y la tecnología. Así tenemos en materia agropecuaria desde las fotos satelitales tanto de las superficies cultivadas como de los rindes, sino también los avances en materia de biotecnología, como de maquinarias ultra sofisticadas. Ahora bien en el sector bancario los avances han sido muy grandes también. Tenemos desde los nuevos productos basados en la Ingeniería Financiera, hasta los servicios prestados mediante la teleinformática. Tener personal totalmente compenetrado tanto de la prestación de los servicios, como de la calidad, características y funcionalidad de los mismos resulta esencial.
Las nuevas funciones de la banca como asesores de los clientes y agentes de inversión de fondos propios y de terceros, requiere de niveles de capacitación más amplios y profundos para su personal, que los exigidos hasta no hace mucho tiempo.
Además del devenir de los servicios, debe tenerse en consideración la reestructuración continua a la que están y estarán sujetas tanto las estructuras organizacionales como los procesos internos, los cuales han de requerir tanto la flexibilidad como la adaptación continua del personal a los nuevos esquemas. Concebir un Banco como una estructura estable, sin cambios y, oferente de servicios tradicionales es algo del pasado. Ese tipo de estructura conceptualizada como mecanicista está dando lugar a estructuras de carácter orgánico, los cuales son más flexibles, adaptables y veloces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario