La calidad es global e integral, no sólo debe ser entendida por la cantidad de fallas y errores en los servicios prestados hacia los clientes externos, sino también por las falencias en el análisis y administración de recursos. Falta de calidad a la hora de analizar la capacidad crediticia de los clientes, ausencia de excelencia en la gestión de los recursos financieros, y no hacer las cosas “bien a la primera”, son algunas de las tantas graves falencias que no sólo producen importantes niveles de desperdicios, sino que además son factores que generan la pérdida sistemática de credibilidad, aspecto éste tan caro a la percepción que los clientes e inversores tengan de la entidad bancaria.
Un análisis sincero de las entidades bancarias sudamericanas nos mostrará la ausencia o bien el escaso compromiso que ellas tienen en implementar cada una de las actividades destinadas a mejorar los procesos internos que lleven de tal manera a mejorar de manera continúa sus niveles de calidad, costes y productividad.
Sobres enfocados en los aspectos financieros y de marketing han dejado de lado las cuestiones más profundas relativas a la operatoria de los sistemas y procesos. Sólo le han dado importancia a la tecnología y la reingeniería, no obteniendo de ello todos los resultados que podrían obtener con una mejor e integral gestión de los procesos.
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