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jueves, 18 de marzo de 2010

Implicar al operador

El operador de la máquina tiene un papel muy importante que desempeñar en el logro de la fiabilidad de su equipo y en la reducción del período de inmovilización. Debe conocer mejor su máquina, a fin de utilizarla en las mejores condiciones y no ir más allá de sus posibilidades. Debe vigilar de modo regular su buen funcionamiento y encargarse de las operaciones elementales de mantenimiento, llámense: verificación de los niveles, visores, ajustes, entre otros. Esto le permitirá prevenir un buen número de incidencias. Un conocimiento más profundo de su máquina hará además al operador capaz de diagnosticar e incluso, en ocasiones, de arreglar por sí mismo, un fallo. Un operador formado puede, por ejemplo, cambiar un fusible, una correa, un contactor, o limpiar un montón de virutas. La intervención directa del operador permite disminuir de modo muy notable los tiempos de la nueva puesta en funcionamiento. Resulta de todo ello la necesidad imperiosa que los operadores cuenten con una formación acerca del equipo del cual hacen uso.
La experiencia muestra que existe para ello un medio de formación excelente y poco costoso, consistente en hacer efectuar a los operadores de manera diaria la limpieza de sus máquinas. Esta práctica viene desarrollándose con muy buenos resultados en empresas americanas, alemanas, francesas y británicas.
De tal manera, el operador debe proceder a limpiar regularmente su máquina o, como mínimo, las partes activas de ella. Es conveniente que, al mismo tiempo, verifique el estado de las principales funciones, así como el de los visores, calibradores y otros sistemas de detección. Esta limpieza no intenta sólo habituar al operador a la técnica de su máquina y evitar que llame a un especialista para solucionar un problema elemental, tiene también muchas otras e importantes ventajas. Así, en una máquina limpia y cuidada de modo regular, es fácil ver si aparece un escape de aceite, si se desajusta una tuerca o si un elemento se va deteriorando. La disminución del polvo y de la suciedad contribuye a hacer desaparecer las averías que a su vez ocasionan. En un ambiente limpio y ordenado, para lo cual es de gran importancia la implantación de las Cinco “S”, se ve al instante y se recoge cualquier cosa que caiga al suelo, evitando así errores, búsquedas, pérdidas de tiempo, despilfarros y accidentes. Mejorando de tal forma la seguridad de hombres y máquinas (Cero Accidentes). Esta práctica tiene además un interés psicológico considerable. Un puesto de trabajo agradable, limpio, repintado de modo regular es apropiado para motivar y subrayar la dignidad del operario, que se siente responsable de la máquina y de su buen funcionamiento, y a menudo sabe ponerla de nuevo en marcha con rapidez.

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