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domingo, 8 de febrero de 2009

Conclusión final

Entendemos que trabajar en equipo es una modalidad que produce muchos beneficios, tanto en resultados para la organización como en aprendizaje de nuevas habilidades para los integrantes, pero también tiene sus conflictos a partir del hecho de que no todas las personas somos iguales y no respondemos de igual manera ante los hechos, y para mucha gente tener que trabajar en equipo crea tensiones extras, altos niveles de presión y exigencia que pueden resultar estresantes, entonces creemos que es necesario comenzar la actividad del equipo teniendo en cuenta esta realidad, y estableciendo mecanismos de trabajo que contengan pautas para disminuir los niveles de estrés.
Nos parece indispensable destacar que el tema que tratamos en este trabajo es muy actual, y por lo tanto no podemos dejar de mencionar la relación de éste con la realidad que vivimos.
A través de esta investigación pudimos observar que la incidencia de los problemas de salud mental está aumentando, hasta el punto de que uno de cada diez trabajadores sufre depresión, ansiedad, estrés o cansancio, que en algunos casos llevan al desempleo y a la hospitalización.
Vemos que el estrés es una problemática que está directamente vinculada a la realidad del mercado laboral y a la situación económica en que estamos inmersos.
Por otra parte, nos pareció importante destacar el hecho de que al iniciar esta investigación encontramos gran cantidad de material sobre estrés laboral, pero muy poco sobre estrés en equipos de trabajo. A partir de esta realidad tuvimos que iniciar un trajo de elaboración propia del equipo, de la que creemos que surgieron conclusiones muy interesantes. Pensamos que quizás el no haber encontrado material especifico esté relacionado con la realidad que pudimos observar: son muy pocas las empresas que exponen metodologías de tratamiento del estrés en los equipos de trabajo, ya que éste en general se toma como una problemática individual, y esto se evidencia aún más si acotamos el análisis a nuestro país.
Por otro lado, nos encontramos con otro fenómeno, el de las "metodologías enlatadas", pudimos observar que muchas veces se trata el tema de manera muy general, no teniendo en cuenta las diferencias que pueden haber entre las personas, o entre las organizaciones, siendo estas fundamentales a la hora de encarar cualquier plan de prevención o de tratamiento. Más aún, sentimos que en varios casos el tratamiento del estrés surgía como un negocio para algunas instituciones, más que como un fin honesto.
Vemos que algunos empleadores son conscientes de la relación entre salud y productividad, y están mejorando sus estrategias de dirección desarrollando y poniendo en práctica programas para el tratamiento de este problema.
Mientras tanto, destacamos que en la Argentina, la Superintendencia de Riesgos del Trabajo indica que "las enfermedades relacionadas con la salud mental no se consideran enfermedades profesionales, no están incluidas en el Listado de Enfermedades Profesionales".
En nuestro país todavía existe muy poca conciencia respecto de que el ámbito laboral puede enfermar psicológicamente y, al mismo tiempo, representa una oportunidad para mejorar la salud mental o solucionar problemas.
Aún con dificultades, varios países plantean panoramas diferentes como mencionamos anteriormente, aquí, en cambio, las empresas tienen una percepción equivocada del tema: creen que si un empleado tiene dificultades es fácil reemplazarlo, y que de todas maneras existe la cobertura de su servicio de salud. Esta es una respuesta pasiva a los problemas.
Por ultimo, nos gustaría destacar el hecho de que cualquier intento de hacer frente a la problemática del estrés, tanto en los equipos de trabajo como en el ámbito laboral en general, no sólo debe ser desarrollado por las empresas sino que es necesario un marco social y legal que ampare estos esfuerzos.

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