Acertado es pues recordar que el Just-in-Time es una
filosofía empresarial que se concentra en eliminar el despilfarro en todas las
actividades internas de la organización y en todas las actividades de
intercambio externas. Esta definición establece la idea clave de sistema justo
a tiempo, la cual exige eliminar todos los insumos de recursos que no añaden
valor al producto o servicio. La meta es proporcionarle satisfacción al cliente
a la vez que se minimiza el costo total. Esta es la esencia del proceso “justo
a tiempo”. Así mediante un programa de mejoramiento continuo (kaizen) la
empresa Just-in-Time proporciona “productos de calidad perfecta, en las
cantidades exactas necesarias, en el momento preciso en que se necesitan, al
costo total de entrega más bajo”.
La práctica del Just-in-Time no constituye ya una
ventaja competitiva, sino una necesidad imperiosa para poder participar en el
juego del mercado. En un mundo donde cada día hay menos espacio para el error,
el just-in-time tiene la capacidad de mostrarnos los mismos, como así también
capacitarnos y dotándonos de las herramientas e instrumentos necesarios para
prevenirlos y superarlos.
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