La
mayor parte de los enfoques tradicionales para administrar del tiempo están
orientados por una lógica de corto plazo. Estos enfoques generan hábitos de
comportamiento cortoplacistas, influenciados por la vigencia que estos
paradigmas tienen en nuestras culturas familiares, escolares, empresariales y
comunitarias. Sus métodos terminan provocando los males y desequilibrios que
pretendemos evitar. Veamos algunas de sus principales premisas y limitaciones:
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