Aunque
por nuestra natural imperfección humana no podamos comportarnos totalmente de
acuerdo con ellos, igualmente desearíamos vivir y ser tratados de acuerdo con
ellos. Cuando más en sintonía estén nuestros valores con estos principios,
mayor felicidad y significado tendrán nuestras vidas. Contrastando esta
afirmación con el absurdo, podemos formarnos juicio sobre su validez. Pensemos
lo que sería de una organización gobernada por valores como la injusticia, la
mentira, la bajeza, la inutilidad, el engaño o la mediocridad.
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