Según Yarasca (2005), la evaluación de los controles internos contables
hecha por el auditor para cada tipo importante de transacciones, debe dar lugar
a una conclusión respecto a si los procedimientos establecidos y su
cumplimiento son satisfactorios para su objetivo. Los procedimientos y su
cumplimiento deben considerarse satisfactorios si la revisión del auditor y sus
pruebas no revelan ninguna situación que se considere como una deficiencia
importante para su objetivo. En este contexto una deficiencia importante
significa una situación en la cual el auditor estima que los procedimientos
establecidos, o el grado de cumplimiento de los mismos, no proporcionan una
seguridad razonable de que errores o irregularidades por importes
significativos con respecto a las cuentas anuales que están siendo auditadas
pudieran prevenirse o detectarse fácilmente por los empleados del ente en el
curso normal de la ejecución de las funciones que les fueron asignadas.
El riesgo final del auditor es una combinación de dos riesgos separados. El
primero de estos está constituido por aquellos errores de importancia
que ocurren en el proceso contable, del cual se obtienen los saldos de las
cuentas. El segundo riesgo es el de que cualquier error de importancia
que pueda existir, sea o no detectado por el auditor.
El auditor confía en el control interno para reducir el primer riesgo y en
sus pruebas de detalle y en sus otros procedimientos, para disminuir el
segundo. El peso relativo atribuible a las respectivas fuentes de confianza son
materias que deben decidirse de acuerdo con el criterio del auditor y según las
circunstancias.
La norma de auditoria sobre el estudio y evaluación del control interno
establece que la extensión de las pruebas necesarias para reunir suficiente
evidencia de acuerdo con dicha norma variará inversamente a la confianza del
auditor en el control interno. El conjunto de estas dos normas implica que la
confianza que el auditor deposite en el control interno y en sus procedimientos
de auditoría deberán proporcionar una base suficiente para su opinión en
cualquier caso, aunque la proporción de confianza obtenida de las dos fuentes
respectivas varíe según los casos.
El auditor integral deberá considerar los procedimientos llevados a cabo
por los auditores internos al determinar la naturaleza, el momento y la
extensión de sus propias pruebas. El trabajo de los auditores internos deberá
ser considerado como un complemento, pero nunca como un sustituto de las
pruebas de los auditores integrales.
El auditor integral, cuando realiza un examen de un gobierno regional,
tiene la obligación de comunicar a la Presidencia , Gerencia o Administración del ente
las debilidades significativas identificadas como consecuencia del
estudio y evaluación del sistema de control interno, realizados con el alcance
que haya considerado necesario para su trabajo de acuerdo con las normas de
auditoría.
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