Hoy se reconoce internacionalmente que
el fin que desea alcanzar la empresa como ente vivo, es el de su supervivencia.
Por tanto, los objetivos principales que caracterizan a la empresa actual (en
especial a las de cierto tamaño) son:
·
objetivos de rentabilidad,
·
objetivos de crecimiento (sub-objetivo de
estabilidad e innovación),
·
objetivos de naturaleza social.
La pequeña empresa, en última
instancia, pretenderá como objetivo principal sobrevivir y mantener su
independencia, sacrificando en ocasiones el logro de mayores beneficios y la
tentación del crecimiento.
Una empresa sobrevivirá si por una
parte sus inversiones son rentables y en consecuencia los resultados obtenidos,
si no máximos, si son al menos satisfactorios. De esta manera, se puede generar
y mantener el objetivo global de crecimiento ya que será posible obtener los
fondos (internos y externos) necesarios para financiar el crecimiento, el cual
está ligado al objetivo de estabilidad e innovación en un sentido amplio
(técnica, comercial y de organización).
Teniendo en cuenta lo anterior y sin
intención de absolutizar, pudiéramos plantear las siguientes tesis para las
empresas cubanas respecto a las tasas de descuento:
1.
Como independientemente del objetivo que
persiga la empresa (máximos beneficios, supervivencia, consolidación,
expansión, satisfacción del cliente) ésta debe alcanzar determinado nivel de
rentabilidad; la tasa de descuento en cualquier caso debe ser mayor al costo de
la financiación (costo de capital).
2.
Si se trata de empresas de subordinación
nacional, la tasa de descuento además de ser superior al costo de la
financiación debe tener en cuenta la tasa (ritmo) de crecimiento de la rama o
sector. La tasa aquí vendría dada por el tipo medio de rendimiento del capital
en explotación, durante un período significativo en la empresa más
representativa del sector, esto corregido por el crecimiento esperado.
3.
En el caso de las empresas de subordinación
local debemos hacer una diferenciación, aquellas que se encuentran bajo el
sistema de autogestión y autofinanciamiento y cuyo principal objetivo es la
obtención de utilidades deben utilizar un tipo que sea superior al costo de la
financiación (en este caso autofinanciación) y que sea superior al costo de
oportunidad, el cual será muy difícil de identificar en muchos casos. Si las
empresas se dedican a los servicios públicos, pensamos que el tipo a utilizar
debe ser el costo de la financiación, pues para muchas de estas empresas ya es
bastante con alcanzar el equilibrio financiero.
4.
Para las empresas con vínculos directos o
indirectos con el capital extranjero que persiguen la obtención (maximización)
de ganancias, es decir, la máxima rentabilidad y para aquellas que no tienen
vínculos directos con el capital extranjero, pero que pretenden su inserción en
la economía mundial creemos que el tipo de actualización a utilizar a de ser
superior al (se debe tomar el mayor de ellos) :
a)- costo de la financiación (costo de
capital).
b)- a la rentabilidad esperada de la
mejor alternativa de inversión de igual riesgo.
c)- al resultado de añadir al tipo
puro, la prima de riesgo y la prima de inflación.
En este caso se podría tomar como tipo
puro la tasa de interés de los títulos del estado a corto plazo del país con el
cual se encuentra asociado nuestro capital o en el cual se piensan colocar los
productos o servicios. Lo mismo ocurre para la estimación de la prima de
inflación y de riesgo.
5.
Siempre y cuando se pueda calcular con aceptable
exactitud el costo de cada una de las fuentes de financiación se debe calcular
el costo medio ponderado de capital y utilizar este como tasa de descuento para
el proyecto.
6.
También se podría utilizar como tasa de
descuento para proyectos el costo medio ponderado de capital para la empresa,
esto si el proyecto no afecta la estructura de capital de la misma.
En el caso que resulte muy dificultoso
la determinación de la tasa de descuento adecuada para el proyecto según las
tesis anteriores, recomendamos calcular el tipo de actualización a partir del
tipo de crecimiento, esto resiste la lógica si consideramos que la mayoría de
las empresas cubanas de los distintos sectores están obligadas a crecer,
siempre que este crecimiento sea soportable económicamente.
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