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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Los multimedia en los procesos de enseñanza

En palabras de Bartolomé (1999: 111), los sistemas multimedia están basados generalmente en ordenadores que permiten la fusión de todo tipo de recursos audiovisuales (imágenes, texto, sonido, vídeo y animaciones), con un elevado grado de participación del usuario en lo que se denomina interactividad. Como características más significativas, la tecnología se caracteriza por cuatro aspectos fundamentales que definen las posibilidades de este recurso durante el proceso de formación (Gallego y Alonso, 1995):
·         Interactividad. Hablamos de una de las características educativas más potenciadas con los recursos multimedia, ya que permite al usuario buscar información, tomar decisiones y responder a las distintas propuestas que la aplicación le ofrece, es decir, conducir su propio aprendizaje.
·         Ramificación, referida a la capacidad de los multimedia para responder a las preguntas del usuario seleccionando los datos requeridos y prescindiendo del resto de datos.
·         Transparencia. El material didáctico multimedia debe ser tan "transparente" como sea posible para facilitar la utilización de la información disponible de manera sencilla y rápida, sin que haga falta dedicar mucho tiempo para conocer cómo funciona el sistema.
·         Navegación. Una de las características más conocidas de los sistemas multimedia es que permiten moverse sobre los diferentes núcleos informativos, evitando la desorientación y haciendo que la "jornada" sea grata y eficaz al mismo tiempo (Heras, 1991).
Las aplicaciones multimedia no resultan, exclusivamente, de la mera conjunción de diferentes medios entre sí, sino que permiten ir más allá, combinando las diferentes posibilidades educativas de los medios e interrelacionándolos significativamente. El diseño de cualquier material didáctico puede favorecer algunos de los siguientes aspectos (Sánchez, 1996):
Presenta la información a través de distintos canales sensoriales simultáneamente, para hacerla más atractiva y motivadora y que no exija, como en el caso de la lectura de cualquier texto, el esfuerzo de concentración de un solo sentido durante la asimilación de conceptos, evitando la minimización de los estímulos recibidos por los otros sentidos. De este modo, podemos convertir lo tedioso y aburrido en ameno, reforzando el proceso de aprendizaje ya que las cosas que son agradables y entretenidas se recuerdan mucho mejor 

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