Llegados a este punto, ya sabemos de qué pie cojea cada
banco analizado, y qué banco favorecemos a priori, según qué factores de los
que encontramos en el ciclo actual afectan a cada banco y cómo y cuánto les
afectan. Por supuesto, por mucho que nos guste la situación estructural de un
banco, no podemos emitir recomendación alguna sin tener una idea del valor
objetivo de la acción. Para ello, utilizaremos algunos de los ratios que hemos
visto (PER, rentabilidad por dividendo, precio sobre valor contable, etc.) y
alguna simplificación de los modelos de descuento estudiados. Una de estas
simplificaciones parte de la base de que, si previésemos una rentabilidad igual
a la rentabilidad exigida según nuestro modelo de descuento de flujos (r + p,
rentabilidad libre de riesgo más prima de riesgo), pagaríamos un valor
equivalente al valor contable, es decir, que
si ROE = r + p , Precio sobre valor
contable = 1
si ROE = ( r + p )*n , Precio sobre
valor contable = n
Por ejemplo, si la acción de Bescobank vale 20 euros, su
valor contable es de 15 euros, tiene un ROE del 20%, y la rentabilidad que
exigimos a una inversión en este banco es 10% (5% de rentabilidad de las letras
del tesoro más una prima de riesgo de otro 5%), el ROE es 2 veces la
rentabilidad exigida, luego su precio sobre valor contable debiera ser de 2.
Como el precio sobre valor contable es ahora de 1.33 (20/15), el potencial de
revalorización de Bescobank es de un 50%.
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