El
modelo clásico de administración arranca de un registro de entrada que es
almacenado para su paso a gestión. Por lo tanto, toda acción administrativa
arranca de un registro físico que puede incluir documentos en papel. Estos
documentos se almacenan temporalmente para que el gestor correspondiente inicie
el trámite. Una vez finalizado el trámite, se notifica al ciudadano el
resultado de la gestión, produciéndose una realimentación del sistema y cerrando
todo el proceso administrativo.
En
este modelo, recae sobre el gestor la responsabilidad de gestionar el trámite
en un tiempo razonable, en ningún momento la organización puede conocer el
estado exacto y el tiempo necesario para la resolución de temas pendientes.
Estamos ante un modelo no válido para servicios basados en calidad. Por lo
tanto, intentaremos establecer algunas premisas para la consecución de una
administración electrónica válida para el ciudadano
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