Si hay una característica distintiva del sector
eléctrico, esta es lo tremendamente regulado que ha estado tradicionalmente.
Mientras otros sectores han disfrutado de un gradual proceso de apertura, la
delicada situación financiera de las empresas eléctricas durante los años 80
marcaron las dos tendencias que han marcado el perfil del sector:
Una severa regulación de los ingresos de las empresas,
vía tarifas (Marco Legal Estable, primero, regulación de los ingresos de
distribución después), y una concentración dirigida del sector, nucleado en
torno a Iberdrola y Endesa, el antiguo buque insignia del Estado en el sector.
Esta influencia del entorno regulatorio marca la manera
en la que debemos aproximarnos al análisis de las empresas eléctricas. Vamos a
exponer un posible enfoque analítico. En primer lugar debemos determinar qué
proporción de los ingresos totales es atribuible a los distintos tipos de
ingresos. Mirando su negocio básico, una eléctrica gana dinero fabricando
electricidad (actividad de generación) y siendo el nexo con el consumidor
(distribución), pues el transporte corre a cargo del Estado. Por otra parte,
hemos visto como, en un intento de salir del corsé regulador y garantizarse una
fuente de crecimiento futuro, las empresas eléctricas han mostrado gran interés
en diversificar sus fuentes de ingresos, tomando participaciones en sectores
como el de telecomunicaciones o gas.
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