Optimismo de las casas de bolsa: Siguiendo las
recomendaciones de las distintas casas de bolsa, se establece una clasificación
de todas las acciones del mercado y se les da una puntuación (desde 0, que
corresponde a la acción de la empresa que menos gusta, a 100, que corresponde a
la empresa favorita de los analistas de las casas de bolsa).
Valor: Se clasifica y puntúa a cada acción (desde 0 si es
muy cara a 100 si es muy barata.) El grado de abaratamiento de una acción en
esta medida viene dado por el número de desviaciones típicas por debajo de la
media del PER de la acción durante los últimos nueve años. La puntuación de 0
corresponde a la acción cuyo PER está el mayor número de desviaciones típicas
por encima de su media, y la de 100
a aquella cuyo PER está el mayor número de desviaciones
típicas por debajo de su media. Además de ser más discrecional, este sistema se
diferencia de los dos anteriores en que se preocupa mucho más de cómo se están
moviendo los criterios de valoración, de su tendencia, que de la indicación
puntual de valor a las que se pueda llegar con esos criterios. Es decir, que,
por ejemplo, tan importantes son los beneficios futuros como la tendencia en
los cambios de opinión de los analistas sobre esos beneficios. La razón es que
el consenso actual de beneficios futuros debe estar descontado en el precio
actual, mientras que la tendencia en los cambios de opinión da una idea de cuál
será el consenso sobre los beneficios futuros, que será lo que el precio
descontará. Si somos capaces de anticiparnos a ese ajuste de precios,
lograremos las rentabilidades por encima de las de mercado que buscamos. El
siguiente gráfico demuestra lo simple de un análisis basado en este modelo
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