Salvedades en la aplicación del método
Si bien el método de descuento de cash flows es,
analíticamente hablando, el más elegante de los que examinaremos, no está libre
de limitaciones. De hecho, su aparente cientificidad esconde juicios
aproximados de variables importantes, tan importantes como para señalar las
siguientes salvedades:
Valor residual: En nuestro análisis
de Bescoland hemos utilizado proyecciones a tres años en aras de la
simplicidad. Normalmente, el analista proyectará las distintas partidas a cinco
años vista y, como hemos hecho nosotros, asumirá una tasa de crecimiento
constante para calcular el valor residual. Durante esos primeros cinco años de
proyección, se nos dará una cantidad de detalles apabullante, que contribuirán
a crear la ilusión de que cada variable está perfectamente controlada. El problema
es que el gran peso de la valoración está no en los flujos perfectamente
calculados de esos cinco años, sino en el valor residual, hallado de manera
mucho más aproximativa. En el caso de Bescoland, el valor residual constituye
un 86% del valor total. Si bien es cierto que, al haber tomado sólo tres años
de proyección, esa proporción es extrema, no es inusual encontrar análisis
donde la valoración confía en más de un 60% en el valor residual.
Para Bescoland, tomamos un crecimiento sostenido del 2%,
de una manera un tanto arbitraria. He aquí el efecto en la valoración sobre g
de distintas hipótesis:
G
|
1%
|
2%
|
3%
|
4%
|
VR
|
5.294
|
6.207
|
7.500
|
9.474
|
V
|
6.345
|
7.258
|
8.551
|
10.525
|
VR/V
|
83%
|
85%
|
88%
|
90%
|
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