De entre los muchos sistemas fundamentales que podríamos
examinar, hemos escogido tres bastante representativos.
El modelo de Graham data de 1936 y es claramente el
antepasado de los modelos que encontramos hoy. Benjamin Graham postulaba la
eficiencia de un sistema automático de selección que sólo recomienda la compra
de acciones que cumplen una serie de condiciones, que son:
·
la empresa ha pagado dividendos en los
últimos 20 años,
·
la empresa tiene un volumen de ventas de al
menos 100 millones de dólares,
·
el PER debe estar por debajo de 15,
·
el ratio precio sobre valor contable debe ser
inferior a 1.5,
·
la rentabilidad por dividendos debe ser
superior a 2.5%.
El sistematizar las decisiones de compra o venta de esta
forma cuenta con la doble ventaja de la simplicidad y el aislamiento frente a
factores emocionales, pues el sistema recomendará comprar sin mirar si el
sentimiento en el mercado es de colapso inminente o despreciando el hecho de
que las dos últimas operaciones de compra han sido perdedoras. Sin embargo,
también tiene evidentes inconvenientes.
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