Por
tanto,
Cash
flow disponible para el accionista =
Beneficio
neto
+ Amortización
- Incremento de activo fijo
- Incremento de activo circulante neto
- Incremento de deuda
Ahora que sabemos qué flujos vamos a descontar, debemos averiguar a qué tipo
vamos a descontarlos.
Ya cuando describimos el impacto de los tipos de interés
en la cotización bursátil, vimos a través de un ejemplo como una mínima
variación en aquellos podía tener un impacto brutal en ésta. Es por esta
magnificación del efecto por la cual la determinación de la tasa de descuento
es siempre el elemento más peliagudo de un análisis macroeconómico. Dada la
variedad de hipótesis que puede considerar, el analista debe contentarse con
acotar un intervalo plausible y suficientemente pequeño. Para ello, tendrá en
cuenta las reflexiones que siguen.
Del análisis general de los métodos de descuentos de
flujos sabemos que, si invertimos en un activo libre de riesgo (prestamos al
Estado, por ejemplo), vamos a pedir un retorno que nos compense por la
inflación y por el coste de oportunidad en el que incurrimos al renunciar a la
disponibilidad de la cantidad a invertir. Ahora bien, invertir en una acción
supone asumir un mayor o menor grado de incertidumbre sobre los flujos futuros
a recibir. Mientras que un Bono del Estado nos va a dar un cupón predefinido e
igual cada año y después de un periodo también predefinido nos devolverá el
principal (la cantidad invertida inicialmente), los cash flows de una empresa
variarán en el futuro según sea el escenario macroeconómico, la situación del
sector en el que se mueva la empresa, la calidad de la gestión, etc. Por lo
tanto, vamos a pedir un "plus de peligrosidad" además de la
rentabilidad que podemos obtener invirtiendo en un instrumento libre de riesgo.
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