Schroeder
[1992] plantea
que el proceso de mejoramiento continuo consiste en realizar un mejor trabajo
para satisfacer las necesidades del cliente y reducir la variabilidad de los
procesos. Esto generalmente requiere la solución de problemas o cambios en el
diseño, los que hacen posible producir un producto o servicio más consistente
con menos variación de una unidad a la siguiente. Esta es una acción que nunca
termina y se estimula con conocimiento
y resolución de problemas.
La
empresa ELQUIM no se encuentra en condiciones de aplicar las dos primeras filosofías
de mejoramiento (reingeniería y benchmarking) pues no cuenta con el capital
suficiente para realizar cambios profundos y radicales en la forma y metodología
en que operan los procesos de producción, servicios, financieros, comerciales y
otros, por la vía de un rediseño total o un salto de tecnología
hacia empresas líderes a nivel mundial con las que tampoco mantiene estrechas
relaciones; por lo que se requiere de una manera diferente de enfrentar los
cambios, que lleve a aprovechar las diversas propuestas de mejora.
Para
elevar la eficiencia del Taller de la Química Ligera la filosofía que más se ajusta es
la del mejoramiento continuo que analiza los procesos, determina sus problemas
principales, desarrolla programas
o proyectos
de mejora que le dan solución a estos y ofrece un notable potencial de
mejoramiento, si va acompañado de un esfuerzo apropiado del factor humano. Por
tanto, del mejoramiento continuo es preciso conocer su actualidad, sus
principios, cómo implementarlo, qué procedimientos utiliza y cómo medirlo.
La
mejora continua procede del término japonés Kaisen, que quiere decir hacer
pequeñas cosas mejor, siendo el producto de la suma de una variada serie de
instrumentos, metodologías y herramientas desarrollados a través del tiempo en
numerosas empresas. Sus principios, Patricia Wellington [1997], los
plantea cuando expresa que es una forma de pensar y comportarse, suministra
pautas a los individuos y equipos que conforman la familia
empresarial, ayuda a canalizar los esfuerzos hacia el cumplimiento del objetivo
global de generar utilidades, mediante mejoramientos de productos y procesos
diseñados para aumentar la satisfacción del cliente.
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